Compartida por Chile y Argentina, esta región te revelará paisajes extremos y una naturaleza en estado puro, como del fin del mundo. Es una de las zonas menos pobladas del planeta, pero en ella abundan los valles nevados, montañas con cimas aceradas, vastos espacios aislados y gigantescas agujas de granito.
Toda esa diversidad de paisajes y leyendas alcanzan su máximo esplendor en Tierra de Fuego, el desierto de Atacama y Ushuaia, en el mítico Cap Horn, en el rosario de islas del estrecho de Magallanes, en los parques de Torres del Paine en Chile y de Fitz Roy en Argentina, en los lagos Ranco, Argentino, Nahuel Huapi y O’Higgins, en los glaciares a los que se llega en barco en el corazón de los fiordos, y en la fauna antártica de la península de Valdés.
Los contrastes prosiguen en la cordillera de los Andes, con su punto culminante, el volcán Domuyo, y en el Cerro Torre, situado en el parque nacional Los Glaciares, que también acoge el impresionante Perito Moreno. Y en la combinación de ríos, como el Colorado, el Negro y el Limay, con las praderas de la pampa y los puertos pesqueros del Atlántico Sur.