Con el parque marino más grande del mundo, las islas Cook son un mundo aparte que apenas ha cambiado desde que lo descubrió el explorador británico que les ha dado nombre. Su laguna traslúcida, arena inmaculada, exuberante vegetación y hoteles de ensueño lo convierten en el lugar perfecto para desconectar en otro mundo.
En Rarotonga te recibirán las mujeres con flores al son del ukelele. Aposenta las maletas y dedica unos días a conocer la isla. Planes imprescindibles: subir al Te Manga, formado por increíbles rocas de formas extrañas; acercarte el sábado hasta el colorista mercado de Avarua (Punanga Nui); y volar hasta Aitutaki, un rosario de atolones coralinos vírgenes, para bucear en Maina, almorzar sobre un islote (motu) y degustar un café en Atiu, el mejor arábica del Pacífico.
Aislada a más de mil kilómetros de la Polinesia francesa, también podrás recorrer su capital en moto entre campos de papayas, mangos, taros y patatas dulces. Para luego volver a tu edén playero y dejarte arropar por un masaje a dúo en el spa.