La isla está compuesta por las tierras rojas típicas de África y los arrozales característicos de Asia. Entre playas de arena blanca, rocas y bosques tropicales, este universo afro-asiático acoge una fauna y fauna increíbles. Sus parques naturales permiten admirar todas estas riquezas, como el de Isalo, con cañones, grutas y una piscina natural; o el impresionante Andringitra, que comunica con el valle de Tsaranoro.
Fort-Dauphin alberga también reservas naturales, además de una playa de ensueño, Libanona, y el pico Saint-Louis, que invita a bañarse en la piscina natural que hay bajo su cascada. A sólo una hora en coche se encuentra la reserva de Berenty, con más de cien especies de plantas y numerosos lémures que viven en estado salvaje.
De ahí nos trasladamos a Nosy Be, la isla de los perfumes, donde no sólo se producen el ylan-ylang y otros aceites aromáticos, sino también café, caña de azúcar, vainilla y azafrán. Sus playas resultan además perfectas para poner la mente en blanco frente a paradisiacos horizontes.