Son 115 islas flotando en medio del océano Índico, con playas idílicas rodeadas de palmeras y rocas graníticas. Hábitat natural de tortugas, peces y pájaros migratorios, es una tierra de evasión inolvidable que puedes palpar en Mahé, la principal, pero también en Praslin con sus cocos de mar gigantes; en La Digue con sus blancas arenas; o en las minúsculas Bird, Frégate, Poivre, Denis, Thérèse y Alphonse.
En Mahé apreciarás el contraste de su costa con su denso bosque, su relieve montañoso y su encantadora capital, Victoria, con un mercado colorista e impregnado de aromas criollos. Desde aquí se coge el ferry para La Digue, una isla sin automóviles, en la que te desplazarás en bici o carro tirado por bueyes hasta su célebre Anse Source d’Argent, plantaciones de vainilla y reservas de tortugas.
En la isla de Praslin, rodeada por una barrera de coral, descubrirás su asombroso Valle de Mayo, un bosque primario repleto de cocos de mar, que según la leyenda fue el auténtico jardín del Edén. En cualquiera de ellas los días transcurren plácidamente entre la hamaca de la playa o al borde de la piscina, snorkeling, salidas al mar, excursiones a pie o en bici, yoga al despertarse, cóctel al atardecer…