Estas 118 islas son mucho más que playas de arena blanca, ocre y rosa; que lagunas con múltiples tonos de azul; o que fondos submarinos plagados de corales y peces multicolores. El archipiélago también brinda parajes salvajes y la posibilidad de conocer sus tradiciones ancestrales, muy presentes a través de los tatuajes, bailes, cantos y vestigios arqueológicos.
Cada isla transporta a su propio universo, aunque en casi todas es posible practicar el kitesurf, la piragua y el kayak, así como el senderismo entre sus montañas, bosques, valles y cascadas. ¡Y, por supuesto, el dolce far niente más exclusivo, con vistas hipnóticas, desde nuestro lujoso bungalow sobre el agua!
Algunas de nuestras favoritas son las Marquesas con sus gigantescas estatuas maorís y campos de vainilla; la salvaje Ua Pou con sus pitones volcánicos; Fatu Hiva con su forma de luna creciente; Tahuata con sus esculturas ancestrales; la indescriptible Bora Bora; la montañosa Mangareva; y el enorme atolón de Rangiroa.