En esta tierra prometida, con ciudades tan atractivas y vitales como Melbourne y Sidney, se pueden descubrir pueblos tradicionales donde los aborígenes han preservado sus costumbres y dejado sus huellas –como las pinturas rupestres en las paredes de las grutas del Kadaku National Park- y citarse con canguros, koalas y ornitorrincos en sus reservas y parques naturales.
También es posible relajarse en sus inmensas playas de arena blanca, como las de las Whitsunday Islands, North Stradbroke Island y Fraser Island, muy apreciadas por los sufistas. Mientras, los amantes de las sensaciones fuertes pueden recorrer o escalar los Flinders Ranges, Ayers Rock, montes Olgas y 12 Apóstoles de la Great Ocean Road, antes de volar hacia Caims.
Aquí, en Queensland, se despliega una región tropical con riquezas naturales únicas en el mundo. Al este se encuentra la Gran Barrera de Coral; al norte, la zona salvaje de Cape Tribulation, Cape York y el Daintree Forest; al oeste, los Atherton Tablelands; y en medio, el golfo de Savannah y la inmensidad del Outback. El broche de oro lo podemos poner en el parque de Wooroonooran, bañándonos sin mirar el reloj bajo las cascadas Joséphine.